Cada vez es más activa la participación de los hombres en la crianza de los hijos, motivo de sobra para decir “Felicidades papá”.

Durante mucho tiempo, la preocupación de la mayoría de los padres era generar ingresos económicos, más que en nutrir la relación con sus hijos. El padre era cabeza y proveedor, y la madre era el corazón y educación en valores. Pero ahora los roles están cambiando y tenemos papás más involucrados en la crianza; incluso se ha demostrado que, semejante a lo que ocurre con las mujeres, su organismo también se prepara para ser padres. 

ELLOS TAMBIÉN CAMBIAN

Anna Machin, antropóloga experta en paternidad, ha explicado en entrevistas los cambios que tienen los hombres con la llegada de la paternidad:

UN POCO DE POSPARTO. No ocurre como con las mujeres, poco tiempo después del parto, sino que puede tardar hasta un año en llegar. Pueden sentir ansiedad o agresividad, o incluso pueden retraerse.

INSPIRAN A LA AVENTURA. En los padres que interactúan con sus hijos se activa el neocórtex, área del cerebro donde reside la interacción, comunicación, planificación, motivación, desafío y cognición social. Marcando su relación por esos conceptos y convirtiéndolos en el impulso que empuja a sus hijos a enfrentar sus límites, descubrir el mundo y manejar riesgos y fracasos.

CREAN LAZOS EMOCIONALES. Ellos no compartieron los procesos químicos ni el intercambio de hormonas con el hijo como las madres lo hacen por medio del parto y la lactancia; ellos crean sus vínculos por medio de la interacción. Al jugar o hacerles cosquillas se liberan hormonas en ambos, como la oxitocina. Este lazo probablemente no ocurra cuando son recién nacidos, sino a partir que los pequeños comienzan a gatear.

DISMINUYE SU TESTOSTERONA. El nivel de esta hormona masculina comienza a reducirse durante el embarazo, y no significa pérdida de músculo o caída del vello o cabello, sino que son hombres preparados para cuidar a sus hijos. La explicación de esta baja es que ellos están biológicamente preparados para ser padres, pues con la interacción y el contacto con la madre desde el embarazo comienza a descender, permitiéndoles ser más empáticos con el bebé y aprender a reconocer las necesidades del pequeño.

SE VUELVEN MÁS RECEPTIVOS. Se produce un aumento en la materia gris debido a que al estar a cargo del cuidado, se eleva la actividad neuronal que a la larga propicia un aumento de sustancia gris: volviéndose más empáticos y organizados.

PAPÁS ACTIVOS Y NIÑOS MÁS FELICES

La paternidad activa se define por las actitudes y participación que tienen los padres, biológicos o no, vivan en pareja con las madres o no. Implica tareas que la Unicef, junto con BBVA Programa de niños adelante, definió en una Guía de paternidad activa para padres, publicada en 2014.

@EME.Masculinidades

EME es una ONG dedicada a la investigación psicosocial del hombre y equidad de género, así como a crear programas y campañas sobre esos temas. Síguelos en sus redes sociales donde difunden noticias y estudios sobre masculinidades en América Latina.

Ser un padre activo es:

  • Tener una relación afectuosa e incondicional con ellos más allá de proveer económicamente.
  • Ser partícipe y actor del cuidado diario y la crianza.
  • Promover un vínculo de apego mutuo y cercanía afectiva.
  • Compartir con la madre las tareas de cuidado y las domésticas.
  • Involucrarse en el desarrollo: embarazo, nacimiento, infancia temprana, niñez y adolescencia.
  • Brindar una crianza respetuosa: cuidar, criar y educar con buen trato, y mantener un clima de diálogo y respeto con la madre y la familia.
  • Apoyar en las tareas escolares como también en las actividades de juego.

RETOS DE LA NUEVA PATERNIDAD

Todavía queda mucho por hacer para que una paternidad y maternidad puedan compaginarse con otras áreas del éxito. Es una realidad que a ellos les queda más camino por recorrer, como las siguientes acciones:

HACER VALER UNA INCAPACIDAD POR PATERNIDAD, si está considerada en la legislación.

ROMPER CON EL ESTEREOTIPO DE PADRE PROVEEDOR, pues tanto padre y madre pueden serlo.

DEFINIR PRIORIDADES. Es uno de los retos más difíciles: decidir el peso de cada aspecto de su vida, donde el cuidado de los hijos ocupa el primer lugar, al mismo tiempo que lo compaginan con otras metas.

PERTENECER AL EQUIPO. El cambio de chip entre la paternidad de antes y la de hoy implica ser parte de un equipo (familia) y no un ente apartado. Deben comprender que las tareas relacionadas con el bebé y el hogar también son suyas.

MANTENERSE SALUDABLES. El estigma de que los hombres relegan su salud no es nuevo ni es mentira. El estrés puede afectarlos y tienen que aprender a lidiar con eso, llevar una alimentación saludable, reconocer sus emociones y saber manejarlas. Porque si él no está bien, sus hijos tampoco.

COMPARTIR SU TIEMPO. Se trata de compartir el tiempo con los hijos desde bebés, así serán recordados por cada momento compartido. Pasear al perro, compartir labores domésticas, hacer algún deporte, cualquier actividad con los hijos suman.

ESTAR A PESAR DE LA DISTANCIA. Puede estar presente si los escucha, si se interesa e interactúa con ellos, pues para eso sirve la tecnología. De nada sirve que el papá viva en el mismo lugar, si se muestra impaciente o desinteresado, ya que provocará la falta de figura paterna.