Tejocote y guayaba
Cada una de estas frutas tiene características muy especiales y propiedades benéficas para la salud. Te contamos más y te decimos cómo conservarlas de la mejor manera.
TEJOCOTE
ORIGEN
Su nombre proviene del náhuatl Texócotl, que quiere decir “fruto duro de sabor agrio”. El fruto de tejocote proviene del árbol Crataegus mexicana, perteneciente a la familia de las Rosáceas. Es orgullosamente mexicano y crece en ciertos puntos de Guatemala y en los Andes americanos. Nuestro país es un gran productor, cultivándose en las zonas montañosas, siendo el estado de Puebla quien aporta más del 90% de esta producción. La temporada del tejocote inicia en octubre y termina a mediados de enero.

Además de su rico sabor acidito único, el tejocote es muy nutritivo, lleno de vitaminas A y C, así como antioxidantes. Contiene calcio y hierro, que fortalecen la salud ósea, previenen la anemia y apoyan al sistema inmunológico.
PARA CONSERVARLO
Guárdalos lejos de la luz en un lugar seco. Lávalos bien y colócalos en una bandeja en el congelador por dos horas. Luego sácalos, pon cada tejocote en una bolsa individual y vuélvelos a colocar en el congelador hasta su consumo.
¿Sabías que…?
En el mundo prehispánico el tejocote era utilizado para curar enfermedades respiratorias, digestivas y mejorar la circulación.
GUAYABA
ORIGEN
Pertenece a la familia Myrtaceae, nativa de América. Tiene una corteza delicada y un color entre verde y amarillo, o incluso rosa y anaranjada según la especie. El género Psidium contiene más de 150 especies de árboles y arbustos, encontrándose en nuestro país cinco de ellas.

En Aguascalientes y Zacatecas se encuentran las zonas con mayor producción de esta fruta, aunque en todo el país es posible encontrarlas como cultivo, de forma silvestre o en huertos familiares.
La pulpa acidita de la guayaba es una fuente magnífica de vitamina C, superando su aporte de este nutriente al de la naranja, manzana o limón. Se puede consumir fresca así como en ates, rollos, mermeladas, jugos, almíbares y más.
PARA CONSERVARLAS
Lávalas y sécalas muy bien, colócalas en una bolsa hermética y cierra casi por completo. Deja una esquina abierta para que el aire fluya y la fruta no se ahogue. Colócalas dentro del cajón de verduras en el refrigerador, lejos de manzanas y naranjas, pues la cercanía con estas frutas acelera la maduración de las guayabas.
¿Sabías que…?
Se dice que las guayaberas se llaman así porque quienes portaban este estilo de camisas utilizaban las bolsas para recolectar guayabas en ellas.