Una estrella de la gastronomía española. ¿Sabes de dónde proviene y cómo comerlo?

Elaborado a partir de pierna de cerdo blanco, su gran sabor se obtiene al curarlo en las zonas frías de la sierra. Aunque proviene del cerdo, el jamón serrano contiene menos grasa que otras carnes de cerdo (hasta 50% menos).

Tiene buen aporte de vitaminas, magnesio, hierro, zinc, calcio y fósforo, pero con alto contenido de proteína. Para garantizar el sabor del jamón serrano debe ser curado en clima de sierra (frío y seco).

Elaborarlo es un proceso casi artesanal: primero se cubre la pierna de cerdo con sal marina y se deja salar por varios días, segundo, se lava y se coloca en bodegas para madurarlo por un tiempo mínimo de cinco meses.

Para degustarlo con tu vino favorito, permite que tome la temperatura ambiente. Sácalo del refrigerador, al menos, cinco minutos antes de consumirlo. Lo ideal es degustarlo solo, pero también puedes elaborar unas deliciosas tapas de jamón serrano, que son una excelente opción como botana.

Guarda el jamón sobrante en bolsas termoselladas y dentro del refrigerador, para mantenerlo por más tiempo.

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